El día después de mañana

María José Bosch

Estamos en un momento complejo en que pensar en el futuro muchas veces se redujo a una semana o un mes. Pero aunque no podamos proyectarnos por mucho tiempo, el futuro irá llegando como siempre lo ha hecho, por lo que lo mejor es irnos preparando.

Sabemos que para muchos esta forma de trabajo remota y virtual no funciona y volverán a trabajar como lo hacían antes. ¿Pero qué pasa con todos a los que sí les funcionó? ¿Qué hemos aprendido hasta ahora? ¿Qué cambios llegaron para quedarse? Hay muchos aprendizajes que hemos incorporado en estos meses, pero destaco tres.

El primer aprendizaje es que las cosas se pueden hacer de forma diferente. Muchas empresas podían teletrabajar, pero por diferentes motivos no se habían atrevido. Este tiempo nos ha obligado a probar diferentes formas de realizar nuestro trabajo y repensar cómo hacíamos las cosas. Algunos trabajos serán como antes, ¿pero podemos repensar la forma en que hacemos las cosas? ¿Qué cantidad de trabajos de nuestras organizaciones pueden continuar teletrabajando? ¿Hemos distinguido los que están siendo más productivos en este formato?

El segundo aprendizaje es que no podemos dejar de aprender. Durante este tiempo pusimos acelerador a nuestra capacidad de incorporar conocimientos y habilidades nuevas para poder continuar funcionando. Todos hemos tenido que aprender algo, desde algo tan simple como lavarnos bien las manos, a usar nuevas herramientas de trabajo colaborativo y las mejores prácticas de trabajo a distancia, entre muchas otras. Mantener esta cultura de aprendizaje es un gran activo para las empresas y dado el futuro incierto es algo que debiéramos seguir fomentando.

¿Cómo integramos información nueva? ¿Cómo interactúan diferentes áreas y cómo podemos mejorar los procesos de comunicación? ¿Qué mercados en los que operamos tiene mayores riesgos de desaparecer en el futuro y cuales son más probable que crezcan? ¿Qué competencias se vuelven críticas para continuar nuestro negocio?

El tercer aprendizaje es que hay habilidades que son críticas y que debemos desarrollar, una de ellas es comunicar. En tiempos de incertidumbre comunicar es doblemente difícil, pero al mismo tiempo crítico para mantener a los equipos y organizaciones funcionado. Todo está cambiando tan rápido que tenemos que tener, por una parte, la habilidad de ser capaz de comunicar lo que queremos comunicar, el tono, la emoción que vamos a provocar, entre otras características, y por otra parte también saber los canales de comunicación más eficientes para los distintos tipos de comunicaciones. ¿Cuánta información comunicamos? ¿En qué momento? ¿Por qué canales? ¿Tenemos clara la comunicación informal que se produce en nuestra organización? ¿Está llegando la información a toda la organización?

No sabemos qué pasará el día después de mañana, pero sí podemos sacar aprendizajes de las cosas que nos han funcionado hasta ahora para empezar a prepararnos para ese futuro incierto.